jueves, 18 de septiembre de 2014

In Memoriam. Miguel Mencía Rodríguez.



Ayer me comunicaron el fallecimiento de Miguel Mencía, compañero de escuela y amigo de la infancia y parte de la juventud, en nuestro pueblo, Joarilla, hasta que cada uno orientamos nuestra vida por distintos lugares y caminos. A partir de los 11 años los dos cursamos estudios en centros religiosos, yo en  el seminario de León y él, si no me equivoco, en el Colegio de los Operarios Diocesanos en Salamanca,  en Salamanca. El se ordenó sacerdote y yo abandoné el Seminario ya en los últimos años.
En la calle Mayor de Joarilla el día de su ordenación sacerdotal.
Miguel era además vecino en la calle Mayor, las  casas de su familia y de la mía se encontraban muy cerca, y además de vecino, amigo, como lo eran también, y lo siguen siendo, sus hermanos, Rafael, Dasio, y Mari Carmen. 
No recuerdo demasiadas cosas de cómo transcurrió su vida después de su ordenación sacerdotal, sobre la cual conservo la fotografía anterior. Después de tantos años transcurridos y sin apenas vernos, las cosas se han ido olvidando, pero no  los años de nuestra infancia y parte de la adolescencia, transcurridos en el pueblo, al menos durante las vacaciones. Allí íbamos y allí cumplíamos con nuestros deberes religiosos de la misa, el rosario y todo lo que nos exigía la vocación elegida. Y ayudábamos, como monaguillos especiales, al cura, en este caso D. Mere, como se puede ver en algunas fotografías.  
Acompañando a D. Mere el día de la fiesta de Los Pastores.
Procesión con la Virgen del Rosario.
Lo que más recuerdo de Miguel y de sus hermanos son los años de la escuela infantil y la vida en la casa familiar. También los juegos en la calle, en la Plaza, en la Alameda o en la Eras. A él le gustaba mucho el futbol y además jugaba bien.
Y dignos de recordar también son los muchos momentos que pasábamos juntos, más  en su casa que en la mía. Allí estaban sus padres Rafael y María teniendo siempre atenciones con nosotros, cuando en las noches del invierno jugábamos al parchís, a las cartas, o a algún otro juego.

Familia Mencía Rguez. Foto del libro de Joarilla Memoria de un Siglo.
Miguel, en principio, consiguió lo que se propuso, ser sacerdote. Después con el paso de los años optó por otro tipo de vida, muy de acuerdo con su forma de ver y sentir las cosas. Hay que alabar en todo momento su posición y actitud ante la vida,  tan distinta en la actualidad, a aquellos primeros  años de nuestra infancia y juventud. Supo adaptarse a todo y vivir del mejor modo posible. Pero en la vida se presentan otros males y problemas que contribuyen a que el paso o recorrido por la misma sea más breve. Y no nos queda más remedio que aceptarlo.
Mi más profundo  pésame a sus hijos, hermanos y demás familiares. Que tengan la seguridad de que Miguel ha dejado un buen recuerdo entre todos los que le conocíamos y sobre todo entre los que pasamos junto a él algunos años de nuestra vida, en mi caso la infancia y la juventud.