lunes, 1 de octubre de 2012

La bodega de Aquiles y su colección de etnografía.



Una parte de las bodegas de Joarilla. Las que se encuentran en el camino de Valdespino.

El amigo Aquiles, recientemente fallecido, es recordado con afecto por muchas personas, tanto de Joarilla, como de otros lugares, próximos y lejanos. Y es que eran muchos los que le conocían, no sólo por ser el hijo del señor Julián y el hermano de Vitoria, Santiago y Antonio,  sino también por su trabajo de agricultor durante toda su por vida. Y es que amaba su oficio como nadie. Sus tierras eran su mayor distracción, a pesar del trabajo que suponía el arar, sembrar, apañar, segar, acarrear, trillar, aparvar, y recoger la cosecha. Pero Aquiles apreciaba y se dedicaba, aún más, al trabajo de sus viñas, a las que cuidaba con esmero. Y es que lo que quería era conseguir un buen vino, que llamase la atención a los vecinos y mucho más a los forasteros. Fueron muchos los que visitaron su bodega para comprarle vino, o simplemente para degustarlo acompañado de algún aperitivo.
Aquiles era apreciado por muchas personas por las atenciones que tenía con ellas. Era así su forma de ser. Pero sobre todo se esmeraba con los forasteros y aquellos que no vivían en el pueblo. Muchos de ellos eran conocidos por él a través de su familia o por  los viajes realizados a diversos lugares. Algunos eran clientes, a los que vendía el vino de cada cosecha.
Su bodega es estrecha y profunda, pero está limpia y bien arreglada. En ella hay diversas cubas de mayor o menor tamaño y varios tinos de cemento en los que recogía gran cantidad de vino para la venta. En el exterior de la misma y en lo más alto del lugar Aquiles y familia tienen una caseta, que llaman cuartel, en donde se pisaba o prensaba la uva en la época de la vendimia y   desde allí, el mosto pasaba por una manguera a las cubas de la bodega.
A la derecha la entrada a la bodega de Aquiles.
El cuartel de Aquiles, en lo más alto del lugar.
En el cuartel había una mesa alargada, testigo de muchas reuniones, con meriendas y tertulias, de amigos y conocidos, que se iban de Joarilla con un buen sabor de boca, el que les proporcionaba el vino, las viandas y una buena compañía. Y lo curioso y llamativo es que las paredes del local -cuartel estaban adornadas con objetos antiguos y tradicionales, utilizados unos en su domicilio y otros recogidos por Aquiles o por alguno de su familia, con gusto y afición, para que pudieran ser contemplados por los amigos y visitantes. Por allí se ven manojos, yugos, colleras y collarines, cerámicas varias, carburos y candiles, algún canasto o cesto para recoger la uva, arados y otros aperos del campo, objetos diversos, unos  relacionados con la casa y el vivir diario, y otros con el trabajo del agricultor y ganadero.

Aquiles de merienda y tertulia en el cuartel con familiares y amigos. (Foto cedida por Antonio)
Otro día de merienda con vecinos de Joarilla y algunos de su familia.
Lado norte del cuartel de Aquiles, local en el que está su colección de objetos antiguos.
Dos yugos, un manojo, un carburo...y otros objetos.
Colleras colgadas de un yugo, una cabezada y un farol entre otros.
El cuartel de la bodega de Aquiles se convirtió en un pequeño museo etnográfico, que fue visitado y visto por muchas personas. Y ello gracias  a él y a su familia, todos ellos amantes del pasado y la tradición. Sabían valorar muy bien las cosas y apreciaban la cultura y el saber. Ojalá que este pequeño museo siga ampliándose y que sean cada vez más las personas que se acerquen por allí para verlo. Pudiera ser también el inicio de un futuro museo etnográfico para el pueblo, aunque debiera de contar con un local más amplio dedicado a recoger objetos antiguos que les sirvan para recordar la forma de vida, trabajos, costumbres  y tradiciones del pasado.
Aunque son muchos los museos que hay de este tipo en pueblos y ciudades, algunos gracias a la afición de personas particulares, también puede existir uno en Joarilla, pues son muchos los objetos que hay en las casas y a los que sus dueños estarían orgullosos de prestar para este fin. Se tendría que contar con un local amplio y a poder ser propiedad del municipio. Pero hasta que esto sea una realidad, allí está el pequeño museo de la bodega de Aquiles, al que todo el que lo desee puede visitar. Y seguro que alguno de sus familiares lo cuidará y hasta lo ampliará con nuevas piezas u objetos relacionados con la antigüedad.