sábado, 7 de julio de 2012

Los hortelanos de Mayorga de Campos.


Hortelano preparando su carro. Cuadro de Teodoro Andreu en una exposición del Ayuntamiento de Alzira.

Mayorga es un pueblo, ya en la Tierra de Campos, situado a unos  20 kilómetros de Joarilla, que pertenece a la provincia de Valladolid, demarcación judicial de Medina de Rioseco.  Por allí pasa el río Cea, río que hasta hace pocos años se secaba en el verano, pero que ahora, con los regadíos, lleva abundante agua. Desde el siglo XII se denomina a la localidad como Maiorica, del latín maior, lo mismo que Mallorca, aunque el origen y evolución del término sea distinto en los dos lugares. Las formas documentadas antiguas Maiorica, Maorica, Maiurica y Maioriga, distan poco de la actual Mayorga. (Mª Fátima Carrera. “Toponimia de los valles del Cea, Valderaduey y Sequillo”).
En Mayorga siempre hubo personas dedicadas al cultivo de la huerta. Cuando era posible utilizaban para regar el agua del rio, y si el río se secaba, en verano, lo hacían con el agua de pozos que tenían casi todos, en su huerta. Y eran buenos hortelanos, y buenos los productos. De ahí que saliesen a venderlos por los pueblos cercanos, o algo más alejados,  como es el caso de Joarilla.
Varios días a la semana llegaban a Jorilla algúnos hortelanos procedentes de Mayorga, con su carro cargado con los productos de las huertas que cultivaban en las riberas del río Cea. Tal vez los más conocidos y recordados por los joarillenses eran Gervasio y Carrasquete, pues no solían faltar a su cita semanal. Lo mismo que hacía Marciano, aunque este era de Melagar de Abajo. Todos ellos solían llevar y vender berzas, cebollas, pepinos, lechugas, tomates, puerros, zanahorias, y otras verduras y hortalizas,  pero Marciano, el de Melgar es recordado, además, por su carro de varas, bastante averiado de tanto trasiego, y por el macho o mulo que lo arrastraba, que, por su aspecto, parecía estar necesitado de un mayor descanso y mejor alimento. Y es que se sabía que Marciano todos los días de la semana andaba de acá para allá, ya que iba también a otros pueblos de la zona, aunque no estuvieran tan lejos como Joarilla.
Marciano utilizaba carro de varas como éste.
Macho-mulo semejante al de Marciano.Imagen en: Osvando Lebrero.com










En Joarilla se sabía qué días, y hasta a qué hora, llegaba al pueblo cada hortelano, y sobre todo Marciano, que era el más madrugador, pues al salir el sol le veían llegar por el camino de Melgar de Abajo con su carro tirado por el macho. ¿A qué hora habrá salido de Mayorga? nos preguntábamos. Seguro que se pasaba gran parte de la noche en el carro. Y al regresar, le ocurría lo mismo, pues emprendía el viaje al atardecer, cuando eran menos los calores.
Lo curioso del caso es que enseguida se ponía a vender las verduras y hortalizas por las calles, llamando incluso en las casas. También vendía algunas frutas, según la época y el momento,  peras y sobre todo los perucos, o perillos, que maduraban a finales del mes de junio y que eran muy apreciados por los niños, tal vez por su pequeño tamaño. 
Por el pueblo corría pronto la voz: “ya llegó Marciano”, “está por ahí Marciano”, “mañana viene Marciano”. Su nombre, era muy  familiar para todos los vecinos, por los muchos viajes que hizo, como hortelano, con su carro de varas tirado por el macho o mulo. Por cierto que, cuando este falleció, él dejo el oficio. Ahora todos los pueblos y clientes a los que visitaba, y vendía las verduras y hortalizas,  le recuerdan con nostalgia. Y es que Marciano, fue testigo, y sirve de testimonio de una época dura, de trabajo  y de mucho trajinar, como él,  para poder vivir, o sobrevivir, dignamente.