martes, 31 de julio de 2012

Joarilla: Hábitat natural de la avutarda.



Ruta de la Avutarda.

Campo de trigo con amapolas.
La laguna de El Rebollar rodeada de campos de cereales.
Una bandada de avutardas volando, cerca de El Rebollar.

En un folleto, editado hace más de diez años, por la Diputación de León, ilustrado con fotografías de Imagen MAS, y texto de Pedro García Trapiello, se informa sobre varias rutas turísticas por la comarca de Sahagún, entre ellas la Ruta de la Avutarda, que al  llegar a los campos de Joarilla, extensos, secos, con algunos valles, laderas y poca arboleda, se los considera hábitat natural de la Avutarda, lugar apropiado para la vida, estancia y reproducción para esta ave, grande, lenta, y bella.     
La Ruta que así denominan parte de Sahagún y pasa por algunos pueblos, que se encuentran en el Camino de Santiago: Calzadilla de los Hermanillos, Bercianos del Real Camino y El Burgo Ranero, en los que, además de pasear por sus campos, siempre alguien o algo nos recordará el peregrinaje. Desde el Burgo, y después de pasar por Las Grañeras, se llega a los campos  cerealistas de Vallecillo, y se pasa también por Villeza y San Miguel de Montañán antes de llegar a Joarilla.
Joarilla dispone de una antigua término denominado La Dehesa, en la que todavía quedan como testimonio algunas encinas. Hay varios valles con fuente que ayuda a mantener el humedal y algunas lagunas en la zona, como la de El Rebollar, en la que no falta el agua, por mucha que sea la sequía. Esto y sus tierras sembradas cada año de cereales y legumbres hacen que la Avutarda pueda vivir a sus anchas y mantenerse en el lugar o en las cercanías. Además es respetada por cazadores y no cazadores, pues valoran su belleza y singularidad.
Desde esta paramera de Joarilla, y tras ver y admirar a las avutardas, se inicia el retorno de la ruta, de nuevo hasta Sahagún, no sin antes pasar por algunos pueblos de campos, sembrados, o  con un paisaje rastrojero y adehesado, que se encuentran a uno y otro lado del río Cea:  Valdespino Vaca y Valdelaguna, por un lado, y los Melgares, de Arriba y de Abajo, Arenillas, Galleguillos y San Pedro de Dueñas, por el otro. En todos ellos también podremos ver y admirar, además de las aves, su paisaje y arquitectura.
La avutarda.

domingo, 29 de julio de 2012

Niños de Joarilla con su maestro


Niños con su maestro.


En esta antigua foto, de principios del siglo XX, vemos retratados los niños  de la escuela de Joarilla con su maestro. Solamente niños, pues las niñas seguramente que estaban en otro lugar con su maestra. Casi todos visten blusón, seguro que de confección familiar, a cargo de las  madres o abuelas, aprovechando cualquier tela, aunque fuese distinta en calidad y en color. Sólo unos pocos se han puesto el traje para la foto, traje de marinero, o de aquellos que se usaba de niños el día de la Primera Comunión. Apenas podemos apreciar sus zapatos o zapatillas, pero sí vemos que los que están sentados en la primera fila llevan botas bajas o altas.
Todos o casi todos tienen el mismo, o parecido, corte de pelo, y en su cuello muchos  llevan un pañuelo, e incluso su maestro, que lo ha preferido  a la corbata. Los pañuelos, estén bien o mal colocados, contribuyen al ornato de su forma de vestir y no deja de ser novedoso.
Los más pequeños están sentados sobre el suelo en la primera fila. Los demás de pie, colocados sobre bancos, o en una escalera. Y se encuentran seguramente en la pared de la escuela, junto a una de las ventanas enrejadas del edificio.
Están serios y expectantes, con su mirada fija, esperando ser retratados por alguna de aquellas cámaras oscuras y de cajón que se utilizarían en aquellos años.
Por el color que tiene, como que la fotografía estuviese virada, pero tal vez sea debido al paso del tiempo, lo mismo que el deterioro de la misma en algunas partes.
La imagen, con más de 100 años,  no deja de ser un buen testimonio del pasado de Joarilla, que sirve para recordar la antigua escuela, a sus maestros, y sobre todo a los niños de aquel año. Seguramente que ninguno de ellos vive ya, pero sí puede vivir alguno de sus descendientes, aunque también con bastante edad. Sería curioso reconocer a algunos y comparar imágenes del pasado  con el presente.  
(La fotografía está tomada de la "Breve Historia de Joarilla", editada en CD por Luis Miguel Bajo. Título: Los niños de la Escuela de Joarilla con su maestro, en el año 1900)

miércoles, 25 de julio de 2012

Sahagún: La Peregrina, un Centro de Documentación e Interpretación del Camino de Santiago.



Con la restauración del convento de san Francisco, que todos conocemos como La Peregrina, tanto su iglesia, como el claustro, y la construcción de un nuevo local, se ha conseguido poder disponer de un amplio espacio para uso cultural, en el que se pueda llevar a cabo y cumplir con la idea propuesta de convertir dicho lugar en un Centro de Documentación e Interpretación del Camino de Santiago. El Centro podrá disponer de biblioteca, y en él se podrán realizar diversas actividades como congresos, cursos, conferencias,  exposiciones, etc.
Todo ello contribuiría a promocionar, aún más, a Sahagún, hito importante en el Camino de Santiago,  y también favorecería a los pueblos de una comarca, que, por encontrase al sur de la capital y provincia estuvo durante mucho tiempo olvidada, y sin el progreso debido en muchos  aspectos, entre ellos las infraestructuras viarias.
 Sahagún es y debe seguir siendo uno de lugares más atractivos del Camino Jacobeo. Y el atractivo para ello tiene que ser, en gran parte, cultural y turístico, pues dispone de varios  monumentos artísticos y, a partir de ahora de La Peregrina, recientemente restaurada, y el Centro de Interpretación previsto.
Los diversos espacios: iglesia, coro, pasillos, etc., que ocupará el Centro están a la espera de las   imágenes, restos arqueológicos, documentos y libros para su futura biblioteca, y otros  objetos relacionados con el Camino y el Peregrinaje.
Interior de la iglesia preparado para ser musealizado.
Una de los espacios que da a la nave central.
Otro espacio preparado para colocar  piezas de museo.
Vitrinas detrás del coro de la iglesia para albergar obejtos y documentos.

De momento la sala adjunta a la recepción cuenta ya con una exposición de maquetas de las iglesias de Sahagún, y de lo que queda y fue su antiguo monasterio.

Sala de exposiciones a la entrada, con pequeñas maquetas de antiguos edificios de Sahagún.
La Peregrina.

Así ha reflejado el autor el antiguo Monasterio.
San Tirso.
Lo que queda del antiguo monasterio.

Al encontrarse la Peregrina en lugar elevado, desde el pasillo por el que se accede al coro de la iglesia se puede contemplar una parte de la villa-ciudad de Sahagún, torres, casas, calles, etc.,   y también una parte de su comarca, la que está hacia el noroeste, arboleda que sigue el curso del río Cea, campos sembrados,  montes de encinas y alguno de los pueblos cercanos.   

Vista general. Torres y espadañas.
Parte de la ciudad de Sahagún.
Al fondo campos de la paramera cercana a la ciudad.


sábado, 21 de julio de 2012

De Joarilla a Sahagún2: La Peregrina.


El Santuario de La Peregrina, después de la restauración realizada.
Viajar de Joarilla a Sahagún para ver y visitar La Peregrina merece la pena, y ahora más que nunca, después de la restauración que se ha realizado en estos últimos años, tanto en la iglesia, como en lo que quedaba del antiguo convento de san Francisco.
Sahagún con el rey Alfonso VI comenzó a ser un lugar importante y destacado en la peregrinación a Santiago. La importancia y poderío de su antiguo monasterio de san Benito fue clave en la evolución y desarrollo de la  villa, y también del concejo.
En el año 1255 llega la orden mendicante de san Francisco, que tras establecerse en otros lugares, próximos a la ciudad, por fin lo hacen en éste,  en el año 1260. Primero se construye la iglesia y luego el convento. El edificio, de ladrillo principalmente, sufrió a lo largo de los siglos muchos añadidos y modificaciones, y hasta cierto abandono, que trajo consigo su deterioro y destrucción en parte.
La restauración del interior de su iglesia, con los distintos espacios o capillas, y la restauración y recuperación, en la medida de lo posible, del claustro y de sus dependencias, han hecho que Sahagún pueda contar con un edificio digno, que será visitado por numerosas personas, amantes de la historia y del patrimonio local.
Pero además será visitado por los muchos peregrinos que cada día pasan por allí en su caminar hacia Santiago. Y es que el edificio rehabilitado será también Centro de Documentación e Interpretación  del Camino de Santiago, a su paso por la ciudad. De hecho ya cuentan con algunos documentos, restos arqueológicos e  imágenes, en relación con el Camino. 


Parte delantera de la iglesia.
Parte posterior de la iglesia, con el coro al fondo.
Arco y puerta de acceso a la capilla de Sandoval o de las yeserías.
Decoración en una esquina de la capilla.
Yeserías en uno de los muros.
Espacio libre dentro de la iglesia, antigua capilla lateral. 
Ábside de la iglesia, tras la restauración.
Claustro y dependencias del antiguo convento.
Más restos de las antiguas dependencias. Al fondo la chimenea de la bodega y en primer término el pozo.
El pozo del convento.
Las dos espadaña que tiene la iglesia, una de ellas con campana.



Y una de las imágenes de más valor, antigüedad y belleza es, precisamente la de La Peregrina. Así se la ha conocido y denominado siempre por los vecinos de Sahagún, los comarcanos y los no comarcanos. Pero nos referíamos casi siempre, más a la iglesia que a la imagen. Visitar La Peregrina era acercarnos al santuario e iglesia que había a las afueras de la ciudad. Dentro, en la capilla central, veíamos la imagen, que después se trasladó al convento de las Madres Benedictinas.


La Peregrina presidiendo el presbiterio de la iglesia.
Imagen de La Peregrina de Sahagún

Es una imagen de madera policromada y de las de vestir. Obra de Luisa Roldán, escultora de cámara de los reyes Carlos II y Felipe V.  Fue adquirida en Sevilla en el año 1687 por un rico mercader de Sahagún. “La Roldana”, como se la denomina por algunos, llegó a su sede facundina, procedente de Medina de Rioseco, el 2 de julio de 1688, traída por hermanos franciscanos y numerosos peregrinos. Fue solemnemente entronizada como Ntra. Sra. del Refugio, aunque en la ciudad se la veneró siempre como Virgen Peregrina.
La devoción a la Virgen fue en aumento de tal manera que  en 1758 fue instituida como Patrona de Sahagún por la Sagrada Congregación de Ritos. Los franciscanos consiguieron que fuese venerada, a lo largo de los siglos, no sólo por aristócratas, príncipes y reyes de España, sino también de otros continentes.  



miércoles, 18 de julio de 2012

Jugando en la Plaza Mayor.



La imagen es de hace ya muchos años, cuando todavía el pavimento era de tierra y las casas apenas habían sufrido cambios. Se ven los bancos de hormigón y cemento que había en el centro de la misma, que servían para sentarse a la sombra de las acacias. No lejos se encontraba el Caño, con los tres chorros de buena y fresca agua. Todos los que pasaban cerca del Caño  probaban el agua.
Las casas, en su mayoría de adobe o tapial, revestidas de capacho. Se ve la del Sr. David, que hace esquina, y al fondo pintada de blanco la de mis tíos Anselma y Anastasio, cuando tenían el café y bar en la planta superior y el salón de baile en la parte baja. Después, con los años, todo cambió. Cerca está la casa de la Sra. Benilde, la de Quirino, y otras.
Pero lo más llamativo de la imagen son las personas que aparecen en ella. Jóvenes en su mayoría que son los que están jugando, tal vez a la Chana, y algunos niños y mayores como espectadores. Su forma de vestir y de estar en el lugar nos recuerda el pasado, e incluso una forma distinta de vida y diversión. Seguramente que era un domingo o día festivo, después de la misa de la mañana, o del rosario de la tarde. Y es que la Plaza siempre fue lugar de reunión, descanso, tertulia, y también juego. Por la Plaza Mayor pasaba diariamente mucha gente, pues son varias las calles que parten o llegan a ella. Además a ella llegaban muchos vendedores y establecían el comercio por un día, por ella pasaban todas las procesiones los días festivos, en ella se celebraban bailes y otras diversiones, etc.
Algunos se reconocerán en la imagen, o distinguirán a sus vecinos o amigos, bien por su aspecto exterior, o por su forma de vestir. Otros recordarán, tal vez, a algún ser querido ya fallecido. Y es que en todo y para todos son muchos los cambios que ha habido con el paso de los años, cambios en la Plaza, su urbanización, edificios, adornos, iluminación, etc., y cambios en las personas, costumbres y forma de divertirse, e incluso de vivir.
  

jueves, 12 de julio de 2012

De Joarilla a Sahagún1.


Vista de Sahagún desde La Peregrina. Se pueden ver las torres de casi todas sus iglesias.

Viajar a Sahagún desde Joarilla se podía hacer y de hecho todavía  se hace, por motivos muy diversos, unas veces por obligación, para algunos asuntos administrativos, aunque no muchos, pues es centro comarcal y demarcación judicial. Allí tienen que  acudir todos los pueblos que pertenecen a ella, entre ellos Joarilla. Y no sólo se va a los asuntos judiciales, sino que también hubo siempre Cuartel de la Guardia Civil,  centros educativos, y algunos relacionados con la sanidad.
También se iba de compras, a veces por obligación, cuando en los comercios de los pueblos no vendían los productos necesarios para el vivir de cada día. O que los vendedores ambulantes no los llevaban en sus carros, o furgonetas, el día que llegaban al pueblo.
Los mercados semanales siempre tuvieron importancia en la ciudad y era un día importante para viajar y  comprar productos alimenticios o de otro tipo. Y, cuando había ferias, algunos comarcanos pasaban el día por Sahagún. Aprovechaban para asistir a los toros u otros festejos que se celebrasen.
Al ser mayor el núcleo urbano y de población, es lógico que en Sahagún haya habido siempre más bares, cafeterías, restaurantes, y también pubs, discotecas o salas de fiesta. Y lógico también, que de Joarilla, como desde otros pueblos, los domingos y días festivos saliesen coches, o furgonetas de servicio público, con jóvenes, y no jóvenes, en busca de la diversión, y que estuviesen allí hasta altas horas de la madrugada.
Por otra parte, hay que reconocer que eran muy pocas las personas que viajaban a Sahagún con la intención de visitar y conocer la ciudad, o asistir a algunos actos culturales que en ella se celebrasen: conferencias, cine, teatro, conciertos, etc. Como que todo esto estuviese vedado para el común de los mortales, vecinos todos de los pequeños pueblos del entorno. Y es que además de ser pocas las actividades, los medios, el conocimiento y deseo de saber, eran muy limitados, si se compara con el momento actual.   

En Sahagún siguen recordando su historia con representaciones como la de la imagen. Fiesta de Juglares.


Desde el Trébano de Joarilla, vamos a viajar a Sahagún, cuantas veces sea necesario, y para todo aquello que necesitemos y que la histórica villa nos pueda proporcionar. Porque para eso es el centro comarcal al que pertenecen más de 85 pueblos, algunos de ellos con muy poca población y a punto de desaparecer.
Sahagún se encuentra al sur de la provincia de León,  en el límite con la de la Valladolid, el río Cea es la línea divisoria, y hacia el este está la de Palencia. Esto hace que para muchos pueblos cercanos de estas dos provincias sea también un lugar muy visitado por motivos diversos: mercados, ferias y fiestas, reuniones familiares, actividades culturales y sobre todo artísticas...
Porque, desde el punto de vista artístico, Sahagún tiene mucho que ofrecer. Quienes la han denominado villa o ciudad del mudéjar leonés y castellano no están equivocados, pues sus iglesias y las de gran parte de su comarca están construidas en este estilo y en la misma época. Además cuenta con mucha historia que gira en torno a su antiguo monasterio y a la tradición jacobea, siendo un hito importante en el Camino de Santiago. Y lo será aún más en el futuro, si se presta la debida atención a los viajeros y por supuesto a los lugares más emblemáticos que tiene la villa.
El arco denominado de san Benito, uno de los restos más importantes del pasado de Sahagún. Lugar emblemático de la villa. A su lado el monasterio de las Madres Benedictinas.
Torres del Reloj y de San Tirso.
La iglesia de san Lorenzo. Imagen de hace años. Ahora está cerrada al culto por ruinas en parte de ella, sobre todo la zona del pórtico, como se puede ver en la siguiente fotografía.



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Todavía se ven por Sahagún alguans casas antiguas, construidas con tapial y capachadas.

 

s.

sábado, 7 de julio de 2012

Los hortelanos de Mayorga de Campos.


Hortelano preparando su carro. Cuadro de Teodoro Andreu en una exposición del Ayuntamiento de Alzira.

Mayorga es un pueblo, ya en la Tierra de Campos, situado a unos  20 kilómetros de Joarilla, que pertenece a la provincia de Valladolid, demarcación judicial de Medina de Rioseco.  Por allí pasa el río Cea, río que hasta hace pocos años se secaba en el verano, pero que ahora, con los regadíos, lleva abundante agua. Desde el siglo XII se denomina a la localidad como Maiorica, del latín maior, lo mismo que Mallorca, aunque el origen y evolución del término sea distinto en los dos lugares. Las formas documentadas antiguas Maiorica, Maorica, Maiurica y Maioriga, distan poco de la actual Mayorga. (Mª Fátima Carrera. “Toponimia de los valles del Cea, Valderaduey y Sequillo”).
En Mayorga siempre hubo personas dedicadas al cultivo de la huerta. Cuando era posible utilizaban para regar el agua del rio, y si el río se secaba, en verano, lo hacían con el agua de pozos que tenían casi todos, en su huerta. Y eran buenos hortelanos, y buenos los productos. De ahí que saliesen a venderlos por los pueblos cercanos, o algo más alejados,  como es el caso de Joarilla.
Varios días a la semana llegaban a Jorilla algúnos hortelanos procedentes de Mayorga, con su carro cargado con los productos de las huertas que cultivaban en las riberas del río Cea. Tal vez los más conocidos y recordados por los joarillenses eran Gervasio y Carrasquete, pues no solían faltar a su cita semanal. Lo mismo que hacía Marciano, aunque este era de Melagar de Abajo. Todos ellos solían llevar y vender berzas, cebollas, pepinos, lechugas, tomates, puerros, zanahorias, y otras verduras y hortalizas,  pero Marciano, el de Melgar es recordado, además, por su carro de varas, bastante averiado de tanto trasiego, y por el macho o mulo que lo arrastraba, que, por su aspecto, parecía estar necesitado de un mayor descanso y mejor alimento. Y es que se sabía que Marciano todos los días de la semana andaba de acá para allá, ya que iba también a otros pueblos de la zona, aunque no estuvieran tan lejos como Joarilla.
Marciano utilizaba carro de varas como éste.
Macho-mulo semejante al de Marciano.Imagen en: Osvando Lebrero.com










En Joarilla se sabía qué días, y hasta a qué hora, llegaba al pueblo cada hortelano, y sobre todo Marciano, que era el más madrugador, pues al salir el sol le veían llegar por el camino de Melgar de Abajo con su carro tirado por el macho. ¿A qué hora habrá salido de Mayorga? nos preguntábamos. Seguro que se pasaba gran parte de la noche en el carro. Y al regresar, le ocurría lo mismo, pues emprendía el viaje al atardecer, cuando eran menos los calores.
Lo curioso del caso es que enseguida se ponía a vender las verduras y hortalizas por las calles, llamando incluso en las casas. También vendía algunas frutas, según la época y el momento,  peras y sobre todo los perucos, o perillos, que maduraban a finales del mes de junio y que eran muy apreciados por los niños, tal vez por su pequeño tamaño. 
Por el pueblo corría pronto la voz: “ya llegó Marciano”, “está por ahí Marciano”, “mañana viene Marciano”. Su nombre, era muy  familiar para todos los vecinos, por los muchos viajes que hizo, como hortelano, con su carro de varas tirado por el macho o mulo. Por cierto que, cuando este falleció, él dejo el oficio. Ahora todos los pueblos y clientes a los que visitaba, y vendía las verduras y hortalizas,  le recuerdan con nostalgia. Y es que Marciano, fue testigo, y sirve de testimonio de una época dura, de trabajo  y de mucho trajinar, como él,  para poder vivir, o sobrevivir, dignamente.

miércoles, 4 de julio de 2012

La Caperuza.


Caseta de una finca rodeada de viñedos en un pueblo de la comarca de Benavente. Algo parecido a la Caperuza, aunque ésta era más grande y estaba rodeada cepas, y de más árboles y arbustos.
Así se llamaba y se sigue llamando a este pago existente en el campo de Joarilla.  Un conjunto de tierras  de las que, antiguamente, la mayor parte eran viñas, que proporcionaban buenas uvas para comer y buen vino para beber. Pero la llamativo de este lugar, y por lo que todos lo conocen y recuerdan, es por la caseta que había en medio de una extensa  viña. Caseta  que, lógicamente, frecuentaban más sus dueños, cuando trabajaban la tierra, pero que, en ocasiones, también acudían a ella otros propietarios, para protegerse de las lluvias en el invierno y de los calores en el verano. 
Nos llamó siempre la atención el uso de este nombre para designar el lugar, pues caperuza, de cappa, no tiene otra acepción o significado que “capucha, capuchón, bonete o gorro, acabado en punta etc., que sirve para proteger la cabeza”.  ¿No será que quien puso tal nombre al lugar, refiriéndose sobre todo a la caseta, pensó en que les iba a servir también de protección en algunos momentos del año a los que trabajaban o se encontraban por allí?
Antes, cuando la mayor parte de las tierras eran viñas, se iba más a la Caperuza. Y se oía con frecuencia: Tengo un majuelo en la Caperuza, hoy voy a trabajar la viña de la Caperuza, te espero en la Caperuza, mañana vamos a merendar a la Caperuza, etc. Y es que la pequeña caseta, construida de tapial y adobes, estaba rodeada de árboles, cuya sombra servía para refrescar el ambiente caluroso del verano. Y hasta contaba con pozo para refrescar el vino o el agua de la merienda.
Cuando las uvas iban ya madurando, este lugar era el más frecuentado, pues sus viñas, además de antiguas, y tal vez por ello más artesanales, eran las que más y mejor variedad de uva tenían y ofrecían. Recuerdo el cuidado, trabajo y atención que el abuelo Sixto prestaba a sus majuelos de la Caperuza. Y es que allí había uvas de Malvasía, Jerez, Prieto Picudo, y otras variedades; uvas de colores y sabores distintos; uvas grandes y pequeñas, redondas y  largas, a estas las llamábamos “uvas de cuerno” por la forma que tenían, y por desconocer su especie o el nombre científico. Se escogían los mejores racimos para llevarlos  a casa y conservarlos durante un tiempo, en el desván, o sobrado,  vocablo este de más uso en Joarilla.
A la caperuza se iba en carro, o montado sobre el burro o caballo, cuando había que trabajar. Pero en muchas ocasiones se recorría el camino a pie, como de paseo, pues la distancia no era muy grande. Algunos lo hacían hasta en bicicleta, si disponían de ella. Cuando llegaba la vendimia, al haber tantas viñas, en la Caperuza coincidían varias familias y grupos de vendimiadores, con lo que aquello parecía una fiesta. Se hablaba, se cantaba, había movimiento de personas, y también de carros, que llegaban con los cestos vacíos y se iban con ellos, ya cargados, a descargar en la bodega familiar, o para la venta en la báscula de las Eras, en donde estaban los camiones encargados de transportar la uva hasta las industrias bodegueras.
La Caperuza no era un pago más del amplio campo del pueblo, pues allí había una caseta y árboles con sombra. Y por el camino abundantes setos que se llenaban de flores amarillas, al llegar la primavera y durante el verano. Esto era  positivo y hacía atractivo al lugar. Pero en la actualidad los setos con flores del camino, la caseta y gran parte de las viñas han desaparecido, debido a  la concentración parcelaria, o por otros motivos. Y son muy pocos los árboles que se ven en la lejanía. Tal vez, en un futuro, todo cambie, cuando el agua de los canales de regadío pase por allí y los campos se llenen de verdor y de vegetación. Mientras tanto seguiremos manteniendo en el recuerdo a  la Caperuza.    


A la derecha, por el camino que lleva a la Caperuza, se conserva este árbol,  con muchos años ya, y bastante altura.
Un poco más adelente salen dos caminos, el de la derecha nos conduce al pago denominado La Caperuza.
Cerca ya de la Caperuza el camino tenía setos a ambos lados. Solamente queda, como testigo, el que se ve en la imagen.






domingo, 1 de julio de 2012

De Joarilla a Vallecillo.


Estoy seguro de que a los amigos o admiradores del patrimonio popular, que se encuentren pasando unos días en Joarilla o vivan allí, les agradará viajar y pasar unas horas en  Vallecillo, como en cualquier otro pueblo de la comarca. Y es que en todos se puede ver y admirar algo relacionado con el patrimonio urbanístico, artístico, tradicional, y también conocer a personas, casi siempre mayores, dispuestas a contar sus vivencias y costumbres.
Por este pueblo pasa un valle o arroyo, procedente de El Burgo y Las Grañeras y después de atravesar  por Villeza, San Miguel de Montañán  y Joarilla de las Matas, tras juntarse en Valdecea con el otro valle que viene de Bercianos, Gordaliza y Valdespino, llega al río Cea en Melgar de Abajo. Lo que pasa es que aquí, en este puebleo, el cauce del valle o arroyo es más estrecho y hondo, dando origen a uno más pequeño y más agradable que se llama, en la actualidad, Vallecillo. (En el año 1090 Vallicello o Valleciello).
Lo más antiguo del pueblo y lo más bonito del valle se encuentra cerca de su iglesia, declarada Bien de Interés Cultural, construida en el siglo XVI, en gran parte con ladrillo, como era normal en su época,  la época del mudéjar, arte que distingue y revaloriza a toda esta comarca de Sahagún. Destaca en el exterior, sobre todo, por su torre, que, aunque en origen, y en parte, también era de tapial, se restauró o reconstruyó, posteriormnente, con ladrillo. Al estar en lugar elevado se puede ver desde la lejanía.



Torre de la iglesia. Fotografía del año 2005.
La torre desde otro lado.
La torre y la pueta de entrada a la iglesia. Foto año 2005.



Ábside de la iglesia, de tapial y ladrillo. Se encuentra en mejor estado, en la actualidad, que el que aparece en la imagen.

Pero mucho más digno de ver y admirar es su interior, principalmente el retablo central, de estilo renacentista y de madera policromada. Restaurado recientemente por la Fundación del Patrimonio de Castilla y Leon, luce ahora mejor que nunca sus esculturas y relieves. La iglesia está dedicada a san Pedro y en la predela y las calles del retablo aparecen escenas de su vida y de los demás apóstoles. 

Retablo mayor dedicado a san Pedro, patrón de la iglesia. Restaurado recientemente.
Imagen de san Pedro en la calle central del retablo.
Relieves en la predela del retablo.
En los relieves escenas de san Pedro y otros apóstoles.

Se pueden ver también otros dos retablos, con imágenes de interés, y algunos objetos antiguos como la lámpara que cuelga en el presbiterio y que siempre tenía que estar encendida, como señal, y por respeto al Santísimo.


Virgen del Olmo, en uno de los retablos laterales.
Inmaculada, junto al retablo central
Uno de los retablos menores está dedicado a  san Miguel Arcángel.
En otro se encuentra este Cristo crucificado.
Y, colgada en el presbiterio, la antigua lámpara para iluminar y advertir de la presencia del Santísimo, de día y noche.

Vallecillo, a pesar de tener poca población, es también capaz de celebrar y mantener antiguas tradiciones religiosas y no religiosas: Su pendón ondea al aire junto con otros de la provincia de León, todavía empinan el Mayo al acercarse este mes, celebran la fiesta de  Las Candelas y algunas otras. Y no se olvidan algún año de La Cordera al llegar la Navidad.
Y es de los pocos pueblos que siguen manteniendo en pie el antiguo frontón, testigo de una costumbre muy popular también por estas tierras del páramo, el del sur de León. Se jugaba mucho y durante casi todo el año. Era lugar de distracción y convivencia. Y también de disputa y competición entre los pueblos.

El antiguo frontón a las afueras del pueblo. Si ahora no se juega, al menos les sirve de recuerdo.

Si alguno de los de Joarilla, vecinos o forasteros, aún no ha visitado Vallecillo, puede hacerlo en cualquier momento. A poder ser en verano, pues hay más luz y se aprecian mejor las cosas. Y si es un día de calor, allí tenemos la sombra de los chopos que hay en el valle, donde surgió el pueblo, y no lejos  una fuente para refrescar, y  en caso necesario aliviar la sed. 

Detrás de la iglesia y cerca de la arboleda del pequeño valle hay una fuente, también antigua, y que ha cumplido y sigue cumpliendo con su función,  propocionar agua para las personas y para los animales.