domingo, 3 de abril de 2011

La imagen. El Rincón de Suintila.

Antiguo Rincón de Suintila o solana de la señora Anastasia, hoy construcciones de ladrillo. -------------------------------------------------

Calle Mayor hacia arriba. A la derecha el rincón de Suintila.


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Esta imagen, totalmente cambiada por el paso del tiempo y el progreso, se corresponde con el lugar que los vecinos del pueblo llamábamos rincón de Suintila. Y es que allí vivían Suintila, Miguel y sus hijos. Pero también tenían su casa mis abuelos Sixto y Anastasia, de feliz y añorado recuerdo. De hecho algunos también denominaban al lugar ‘la solana de la señora Anastasia’. El adobe o tapial, con ventanas o ventanucos enrejados en las paredes y con chimeneas sobre los tejados, ha sido sustituido por los ladrillos y el cemento, más de acuerdo con los tiempos actuales. (La foto “recuerdo” es distinta. Si alguno tuviese una imagen real antigua que nos la envíe para ver la diferencia).

En el rincón de Suintila se tomaba el sol por la mañana y la sombra por la tarde. Y en muchas ocasiones algunos vecinos se resguardan de vientos fuertes y fríos. Era un lugar como otros del pueblo en el que siempre había gente, unos pasando el rato hablando entre ellos, y otros, sobre todo las mujeres, que allí cosían, tejían, o se divertían jugando a las cartas sentadas en torno a una mesa.

Los niños y jóvenes jugaban en la calle, o junto al lugar, y en algunos momentos se acurrucaban en grupo en el mismo ángulo del rincón y se pasaban horas contando cosas ocurridas en el pueblo o en los pueblos próximos, o cuentos y leyendas que ellos habían escuchado con anterioridad. Y las sesiones podían durar hasta muy entrada la noche, con lo que la admiración o expectación ante el relato podía ser mucho mayor, si los temas tratados o contados tenían que ver con muertos, ladrones, brujas, etc.

El pavimento de la calle era el natural, de tierra que, si llovía, se convertía en barro. Y había aceras solamente a la entrada de algunas casas, no de todas. Cuando esto ocurría y el tiempo no lo permitía, el rincón estaba casi siempre vacío, y a la espera.

También en la actualidad se encuentra casi siempre sólo. Pero no a causa del mal tiempo, ni de las lluvias, etc., sino porque viven pocas personas en la calle y en el pueblo. Además, aunque no fuese así, son otras las distracciones o formas de entretenerse: bares, televisión, ordenador, bicicleta, viajes, etc.

Pero el rincón de Suintila o la solana de la señora Anastasia allí siguen, en la calle Mayor de Joarilla y no lejos de la Plaza. Ahora con la calle asfaltada, las casas de ladrillo con cemento y con aceras, fruto de un mayor progreso y bienestar. Pero falta el sabor antiguo y tradicional del lugar, y la sencillez de las personas que entonces lo habitaban en paz y con tranquilidad: Suintila y Miguel con sus hijos, lo mismo que Rafael y María. La señora Ángela y Clara, y, por supuesto, los abuelos Sixto y Anastasia con algunos de sus nietos.