viernes, 25 de noviembre de 2011

La imagen de hoy: Señal de tráfico en Galleguillos de Campos.

Al entrar en el pueblo se pide control y moderación en la velocidad.
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Y a la salida que se respeten las señales y, si se va en ciclomotor, que se utilice el casco.
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Hace algún tiempo, viajando por la carretera que desde Mayorga llega hasta Sahagún, decidí visitar Galleguillos de Campos, uno de los muchos y pequeños pueblos de la comarca. Al entrar en el pueblo me encontré con esta curiosa señal de tráfico, que muestra la imagen, algo parecido a un guardia civil, que indica moderación en la velocidad. Y, aunque no indica o concreta los kilómetros permitidos, tanto los del pueblo, como los forasteros lo entienden perfectamente.

La verdad es que la señal, además de ser curiosa y llamativa, es capaz de producir una sonrisa a los que la ven. Es de suponer que su autor haya sido una persona de Galleguillos, de las muchas que hay en todos los pueblos, con ocurrencias, imaginación y, como no, con ingenio y sabiduría práctica. Y, en cierto modo también artesano por el trabajo realizado en su confección.

Pero además ocurre que, si a la entrada pide moderación, a la salida ruega que se controle la velocidad. No podía ser de otro modo, pues desde la calle del pueblo se pasa a la carretera.

Por las imágenes vemos que en Galleguillos hay alguien que piensa en los demás, en la seguridad vial de vecinos y forasteros. Y que lo hace con gracia y buen humor, como debe ser, y seguramente que deseando una buena convivencia entre todos.

Porque de los muchos que pasan por la carretera hacia Sahagún o Mayorga, algunos se detienen en el pueblo para ver su iglesia con la torre mudéjar exenta, las casas antiguas, algunas de adobe y tapial, que todavía se conservan, la cooperativa vinícola, los palomares que hay en los alrededores, y el paisaje que ofrece una localidad ya de Tierra de Campos. Y sin olvidar el río Cea, y sus riberas, que están cerca.

Galleguillos tiene algo que ofrecer. Y algo también con lo que sorprender a todos los que llegan al pueblo, pues al entrar y salir se nos dice o aconseja “Por favor modere y controle su velocidad, por el bien de todos”.

martes, 8 de noviembre de 2011

Los "alantos" del abuelo Sixto.

El abuelo Sixto en una fotografía antigua de un documento de identificación. (Foto de Luis Miguel Bajo)
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La calle Mayor de Joarilla con la casa del abuelo y el rincón de Suintila, ahora con moderna construcción en ladrillo.
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En este camino estaba la bodega del abuelo. En su lugar, ahora se ve una pequeña caseta de entrada, cubierta con cemento.
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¡Que alantos¡, decía el abuelo Sixto.

Esta expresión era utilizada con frecuencia por él cuando tenía ante sí, o conocía algo que fuese un avance tecnológico o cualquier cosa que significase progreso técnico, o algo nuevo en el vivir diario de aquellos años, década de 1940, del siglo pasado en los que le tocó vivir, ya de mayor. Lo decía así siempre sin la silaba ‘de’, seguramente que convencido de ello, pues para él como para muchos otros, los años de escuela fueron pocos, y gran parte de su sabiduría procedía o se basaba en la experiencia, en el vivir de cada día, bien en el pueblo, dedicado a las labores del campo y el cuidado de los ganados, o en sus años de emigrante en Argentina, por cierto que sin mucho éxito.

Porque el abuelo, junto con el tío Santiago, de joven, aunque ya casado y con hijos, tuvo que emigrar buscando en otras tierras trabajo y un medio mejor de vida. Pero desgraciadamente no le fue bien y tuvo que volver al pueblo y seguir con sus tierras de trigo y también sus viñas, ya recuperadas de la filoxera, enfermedad que causó enormes pérdidas y que fue en parte la causa de la emigración de muchas personas de Joarilla y otros pueblos a distintos lugares de España y del extranjero.

De Argentina el abuelo trajo, si no dinero o bienes materiales, sí conocimiento y cultura del lugar, a juzgar por lo que contaba. Explicaba con detalle lo que vio y vivió allí, en relación con el progreso, y sobre las muchas personas de diferentes países que conoció.

¡Que alantos¡ en vez de ¡que adelantos¡ decía siempre al escuchar la radio, el parte diario, u otro tipo de noticias, sorprendido ante algunas de ellas. Y también cuando llegaba a sus manos el periódico Pueblo, que hojeaba cada día, deteniéndose en aquellas informaciones que más le llamaban la atención. Por cierto que, ya jubilado, y con defectos en la vista, se servía de una lupa para ello. Y a pesar de su edad, no exenta de problemas físicos, no dejaba de leer el diario y comentar con quien estuviese a su lado algo de aquello que más le llamase la atención. De mayor la lupa le era imprescindible. Con su ayuda llegó a leer el Quijote y hasta la Biblia, algunos de cuyos relatos, episodios o leyendas explicaba y comentaba al Sr. Demetrio y a otros vecinos de la calle mayor, cuando se colocaban en la solana en el rincón de Suintila.

Esta su afición por leer, de mayor, hizo que su cultura se acrecentase, se sorprendiese cada vez más de su pasado, cargado de trabajos y pocos medios de subsistencia, y que previera un futuro con más ‘adelantos’ como él siempre quería decir.

Estoy seguro de que, el abuelo, si hubiera conocido el progreso industrial, medioambiental y tecnológico de hoy, se hubiese adaptado perfectamente, e incluso se serviría de él en lo que le fuese posible.

Le gustaba la historia, pero mucho más la geografía. Tal vez hubiese influido en ello el haber viajado, como emigrante, a otro continente. Esto le creó afición y deseos de conocer cosas, aunque fuese viendo mapas o leyendo libros sobre otros continentes, países o ciudades del mundo. Sabía de países, pueblos, gentes diversas y costumbres Y sobre ello daba su opinión al respecto.

Por supuesto que de España conocía no solamente sus islas, regiones, provincias y pueblos importantes, sino también muchos otros pueblos de menor entidad. Tal vez fuese debido a que la abuela, Anastasia, había comprado un hule para la mesa de la cocina con el mapa de España y todos los días desayunaba, comía y cenaba, contemplando dicho mapa. Y lo hacía por afición y con agrado. De tanto ver y mirar el mapa le oímos decir muchas veces que la penísula ibérica tenía forma de piel de toro. Y en aquellos tiempos él no se lo había escuhado a nadie. Pero tenía razón.

Ya con 70 años se dedicaba menos al trabajo en el campo, pero nunca estaba sin hacer algo. Montado sobre el Cardino, así se llamaba el burro que tenia, iba casi todos los días a ver las tierras de las que era propietario en los distintos pagos del campo, y sobre todo, las viñas de la Caperuza. Viñas estas que cuidaba de modo especial, pues en ellas había cepas con uvas de clases distintas: malvasía, jerez, uvas negras grandes y pequeñas, uvas alargadas y de pico (Así decíamos por no saber el nombre de su especie o clase). De estas viñas se guardaban uvas en casa para el consumo y las demás se llevaban a la bodega para convertirlas en vino. Y en esto el abuelo Sixto sí que era especialista. Su trabajo, tanto para preparar la bodega, como para elaborar el vino era artesanal. Todo con sus propias manos, y también los pies, al menos para la pisa de la uva.

Era de admirar la limpieza que procuraba en todo: lavado del lagar, el pozal, las pipas, los tinos, y todo lo necesario para la preparación del vino. Una vez pisada la uva, con mucha paciencia, preparaba el pie: viga, piedra, huso, tablas, cuñas etc.

Del lagar salía el mosto hacia el pilo y de aquí pasaba a los tinos, cubas o cubetos, para su fermentación.

Solamente así podía conseguir un excelente vino clarete, el clarete leonés, que ahora se denomina rosado. Era suave y de exquisito sabor, apreciado dentro y fuera del pueblo, a pesar de que en Joarilla siempre hubo personas que destacaron por sus buenos vinos caseros o familiares. Pero el del abuelo Sixto era especial. De hecho lo escogían para invitar en fiestas y cofradías

Y, mira tú por donde, todavía algunos recuerdan al abuelo por esta cualidad, a pesar de destacar en otras como su saber, su bondad, el respeto, la atención y preocupación por su familia y amigos, etc. etc.

No hablaba casi nunca de política ni de políticos y gobernantes. La época que le tocó vivir tampoco era propicia para ello, pues la dictadura estaba en vigor. Hacía pocos años que la Guerra Civil había terminado. Y las dificultades y problemas en el vivir diario se habían acrecentado. Por esta razón el abuelo como muchos otros luchaban por buscar soluciones para que su vida y la de sus familias pasase del mejor modo posible.

miércoles, 19 de octubre de 2011

La imagen. El carro de varas.

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En Joarilla, antiguamente había muchos carros, unos de par y otros de varas. Hasta que llegaron los tractores todos los agricultores usaban en sus trabajos el carro de par. Pero muchos tenían también uno más pequeño, el de varas que, aunque sirviese para las tareas agrarias, también se utilizaba para llevar a personas y útiles a distintos lugares. Era arrastrado por una sola caballería: macho, caballo, yegua, o burro como el de la imagen. Era más cómodo.

A veces solamente era posible viajar en carro, sobre todo durante invierno, cuando en Joarilla no había carretera y los caminos se llenaban de barro, agua y baches.

A falta de tartana o coche, de lo cual disfrutaban unos pocos los viajes se hacían a lomo de los animales o en carro de varas. En él se iba a Gordaliza, Vallecillo, Melgar o Monasterio para coger el coche de León o de Valladolid. En él se transportaba recipientes y cosas necesarias para las tareas agrícolas, o las relacionadas con la bodega u otras. En él iba la familia al campo para dar un paseo, ver las tierras y, si la vendimia estaba cerca, coger unos racimos de uvas para el consumo diario.

Y en un carro de varas guiado por un pequeño burro, al que sujeta el amigo Aquiles, van unos niños, seguro que algunos de sus sobrinos, dispuestos a disfrutar con el viaje. Sin duda alguna, quienes más disfrutaban subiendo a los carros eran ellos, los niños. Algunos por entonces no habían visto ni sabían cómo era un coche.

lunes, 12 de septiembre de 2011

Los Pastores, la fiesta de Joarilla

Por la Virgen o Ntra. Sra. de septiembre (el día 8), es fiesta en muchos pueblos y ciudades de España. Pero algunas localidades la celebran el domingo siguiente al día 8. Es el caso de Joarilla.
Ayer, pues, fue el día grande con misa solemne y procesión por las calles, con la Virgen del Rosario luciendo su mejor y más bello vestido, y con algunas joyas colocads en sus brazos y cuello.
He aquí algunas imágenes de la fiesta tal y como se celebró en el año 2008.

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La Virgen del Rosario es la patrona de la cofradía de Los Pastores. Ella y ellos son los protagonistas de la fiesta.
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Ellos la pasean en andas sobre sus hombros por las calles del pueblo. Durante el recorrido la rezan y también la cantan...
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Y, de vez en cuando, bailan y danzan ante ella, al son de la dulzaina y el tamboril, que también van en procesión. Los dulzaineros no pueden faltar en esta fiesta.
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La procesión trancurre por varias calles del pueblo, en algunas los edificios y casas son ahora ya de ladrillo, o revestidas de cemento y posteriormente pintadas.
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También pasan por la plaza mayor, espacio más amplio y, en la actulidad, limpio y urbanizado. La plaza es lugar de paseo, descanso y tertulia diaria para muchos vecinos, sobre todo los mayores y jubilados.
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Y llegan hasta la calle en la que estaba la fragua del señor José, a quien todos conocían y llamaban por su oficio, El Herrero.
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En este lugar estaban los antiguos lavaderos, de memoria y recuerdo para muchos joarillenses. Hoy es una zona ajardinada y con asientos para descanso de vecinos y forasteros.
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Por la mañana del segundo día de la fiesta, poco después de salir el sol, los pastores cofrades se preparan para la alborada, y recorrer danzando, de nuevo, las calles del pueblo. No falta a la cita Fermín, el portador del varal, en torno al cual golpean las cachas al ritmo de la dulzaina y el tamboril.
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Así ejecutan la danza o paloteo, hoy ya conocida por muchas personas, y de muchos lugares, interesadas en este tipo de tradiciones.
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Golpean las cachas unas contra otras, en torno al varal, produciendo un ruido especial, que llama la atención a los presentes.
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Danzan varias veces durante el recorrido por las calles. Tienen lugares fijos en los que lo hacen todos los años.
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Si algún cofrade no asiste o danza mal, puede recibir La Triste. Esta es la primera palabra de los versos que cantan al efectuar sobre él dicho castigo.
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Dulzaineros de León, que han ido a tocar durante la fiesta estos últimos años.
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Terminada la danza de las cachas se corre el cordero, denominado borro, por las calles del pueblo. Sale o salía del corral en el que están las ovejas del pequeño rebaño de la Virgen.
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Niños y mayores van tras él.
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Van por algunas calles, hasta llegar a la casa del mayordomo....
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Allí lo atan y preparan para, de un modo más o menos ritual y solemne, sacrificarlo.
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Una vez muerto, lo cuelgan del techo para su oreo y posterior trocedado. El borro servirá para la cena comunitaria que los cofrades celebran en este día. Y, después de la cena, salen de ronda cantando la Chaparrilla.
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Grupo de cachas, instrumento imprescindible para la celebración de la fiesta de Los pastores en Joarilla de las Matas.
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sábado, 20 de agosto de 2011

Oficios Tradicionales y Artesanos II.

Portada del libro. Pepe el de Cunquilla de Vidriales, rellena con mosto una pipa de su bodega. Cosecha del año 20o9.
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Cestas de ofrenda hechas por Máximo Pérez, el cestero de Granucillo de Vidriales.
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ÍNDICE

1.- RELACIONADOS CON LA AGRICULTURA Y LA GANADERÍA

Los vendimiadores y la vendimia
Elaboración del vino
Hortelanos y semilleros en Carracedo de Vidriales
Iñigo Rábano, jardinero, hortelano y podador
El trillero
Julián Donado, el zahorí de Burganes de Valverde
Tasio, el pastor de Cunquilla de Vidriales

2.- RELACIONADOS CON LA ACTIVIDAD TEXTIL

Braulio Álvarez, sastre en Benavente
El tejedor
Tomás Verdes, cordelero en Uña de Quintana
La hilandera
Encaje de bolillos
Elaboración del lino

3.- RELACIONADOS CON LA CONSTRUCCIÓN

Isaías Zanca, adobero en Burganes de Valverde
Ezequiel Ibáñez Fidalgo, tejero en Burganes de Valverde
Angelino, el tapiador de Santa María de la Vega

4.- RELACIONADOS CON OTRAS ACTIVIDADES

Máximo Pérez, el cestero de Quiruelas de Vidriales
Benicio Gallego, el alguacil de Manganeses de la Polvorosa
Doroteo, el barbero de Villafáfila
José Antonio Guerra, el campanero de Santa Cristina de la Polvorosa
Narciso González, el sacristán de Burganes de Valverde
Lorenzo Tomé “Graficas Cubichi”, 60 años en la imprenta
Segundo Barrios, zapatero artesano de Santa Cristina de la Polvorvosa
Bernardo Blanco, el matanchín de Fuentes de Ropel
La matanza del cerdo en casa de Zótico. Fuentes de Ropel
Vicentina, la ermitaña de La Soledad
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El día 4 de agosto, y durante la celebración de la Feria del Libro, presenté Oficios Tradiciones y artesanos II, un nuevo libro que sirve de complemento al ya editado con anterioridad sobre el mismo tema.
Y, aunque en él se recogen fundamentalmente los oficios desempeñados por personas de la zona de Benavente y los Valles, tengo que decir que gran parte de ellos también existieron en Joarilla, de ahí que aparezca la información en este blog.
Como se puede ver en el índice, las actividades y el oficio vendimiar y los vendimiadores, así como la elaboración del vino, siempre se hicieron en Joarilla al modo tradicional. Incluso, en la actualidad, algunos lo siguen haciendo al menos para el consumo familiar y para los momentos de convivencia con amigos y forasteros en las bodegas.
También trilleros de Cantalejo y otros lugares se acercaban todos los años al pueblo, si no para vender trillos, sí para repararlos, colocando nuevas piedras en ellos, para realizar mejor el trillado de las mieses.
También en Joarilla hubo siempre pastores y abundantes ovejas, con los corrales a las afueras del pueblo. Y atendían a su ganado de modo parecido a como se relata en el libro. Los adoberos trabajaban el barro y hacían adobes cerca de La Poza, y los albañiles usaban tapiales para hacer las paredes de tapia en muchas casas.
Algunas mujeres tejían e hilaban, aunque no lo hiciesen con lino, que no se producía allí, pues sus tierras no contaban con abundante agua, como ocurría con las de los pueblos de los Valles de Benavente, por donde pasan varios ríos y arroyos.
Y no faltaban tampoco en el pueblo el alguacil, el barbero, el panadero o panadera, ni el matanchín, o los matanchines. Este oficio lo ejercían muchas personas, aunque no fuesen expertos. Les bastaba tener algo de práctica, a juzgar por las aventuras que se corrían algunas veces en el momento de la matanza del cerdo. También en el libro se cuenta una matanza, no sin incidentes, ocurrida en Fuentes de Ropel.
No podemos olvidar el oficio de sacristán. Me fue difícil encontrar en toda la comarca alguna persona que lo hubiera ejercido o lo ejerciese en la actualidad. Al fin lo conseguí y creo haber acertado, pues tan sólo Feliciano, el sacristán de Joarilla, supera a Narciso González, el de Burganes de Valverde, (78 años) en dedicación, vocación, saberes, entrega y buen hacer en todo lo que sea el servicio a la iglesia de su pueblo.





viernes, 19 de agosto de 2011

Exhumación de restos humanos de una fosa en Joarilla de las Matas

Un momento de la excavación en Joarilla de las Matas. Foto Diario de León.
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Ayer día 18 de agosto de 2011 casi todos los medios informativos, provinciales y nacionales, se hicieron eco, o informaron ampliamente, sobre el inicio de una excavación para exhumar los restos de 22 personas asesinadas durante la Guerra Civil, concretamente en el mes de septiembre de 1937.
Parece ser que se trata de un grupo de vecinos procedentes de los pueblos mineros de Sahelices de Sabero, Olleros de Sabero y del mismo Sabero. Y el hecho de llegar hasta el campo de Joarilla, según dicen los medios citados, fue debido a que alguno de los agentes era de por allí y conocía bien aquellos lugares.
La intervención se lleva a efecto a petición de los familiares de dichas personas, que lo han solicitado a través de la Asociación para la Recuperación Memoria Histórica. No disponían de datos precisos sobre cuál pudo ser y en dónde tuvo lugar el trágico final de su vida. La excavación y exhumación de los restos les podrá aclarar la situación.
Para realizar este trabajo de excavación, limpieza y exhumación de los restos, la Asociación cuenta con 18 personas entre arqueólogos y antropólogos forenses y sociales, algunos incluso de otros países como Costa Rica, Inglaterra, USA, Francia y Guatemala, bajo la dirección de René Pacheco.
Desconozco el lugar concreto en el que se realiza la excavación. Me imagino que será a tres o cuatro kilómetros del pueblo, en el antiguo Cordel de las Merinas, y cerca del Monte de Ladis, como yo mismo publiqué en este blog el día 13 de enero de 2011 al escribir sobre dicho Cordel, y su relación con la Memoria Histórica (lo que me habían contado algunos de mi familia). Días antes había escrito también sobre el Cordel o Cañada, su función antiguamente, cómo se encontraba antes y lo poco que iba quedando del mismo, después de haber hecho la concentración parcelaria e introducir poco a poco el regadío en las tierras de su entorno.
Joarilla de las Matas, este pequeño pueblo al sur de León, muy conocido por su fiesta de Los Pastores y la danza de las Cachas, también por su torre mudéjar, ermita del Humilladero, extensos campos de cereales y bastantes viñedos, hoy lo es un poco más por contribuir a que, a través de una excavación en tierras de su término, varias familias de otros pueblos de la provincia puedan ver y disponer de los restos humanos de sus seres queridos para darles una sepultura digna y justa, dónde y cómo ellos quieran.
Ojalá que todo les salga bien, tras el largo proceso que esto supone. Y es que, a pesar de todo, nunca es tarde para la realización de tareas de este tipo.


miércoles, 27 de julio de 2011

Las Eras 3: Recogida de la cosecha.

Antiguo costal, lleno, en este caso de paja. Museo etnográfico en el mesón El Corralón de Perahuy (Salamanca).
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Hemina y rasero de la colección etnográfica de Ana Riesco. Morales del Rey (Zamora).
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Carro con malla para transportar la mies hasta las eras. Galingo y Perahuy (Salamanca). La malla para trasportar la paja era de abertura más estrecha.
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Gario para la paja. Coleccioón de Perahuy (Salamanca).
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Boquerón de pajar junto a puerta trasera de la casa, en Vecilla de Transmonte (Zamora).
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Otro boquerón de pajar en Calzadilla de Tera (Zamora).
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Manojos de palos, junto a una viña, en Quintanilla de Urz (Zamora)
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Terminados los trabajos de la trilla y la limpia, en la eras se veían montones o parvas de cereales, trigo cebada o avena, ya sin la paja, y a la espera de ser llevados a los graneros, paneras o desvanes, y en tiempo más reciente a los silos. También grandes montones de paja que se llevaba posteriormente a los pajares.
Los cereales limpios no podían estar mucho tiempo en la era sin custodiarlos, de ahí que algunos se quedaban a dormir a su lado, para evitar los robos u otros atropellos.
El día, o los días, de la recogida de la cosecha se celebraba, como si de una fiesta se tratase. Las familias se juntaban y se ayudaban unos a otros. Y es que el trabajo era duro y pesado. Con la fanega o media fanega llenaban los costales u otros sacos, que luego tenían que subir a los carros para llevarlos a los domicilios y dejarlos, en los mismos sacos o a granel, en los desvanes o paneras, que había en casi todos.
Los viajes con el carro eran tantos como fuesen necesarios para transportar toda la cosecha, no sólo de trigo, sino también de cebada o avena. Las legumbres, garbanzos, lentejas y muelas se trillaban igualmente en la era, pero solía hacerse en otro momento del verano.
En estos días se veía con frecuencia pasar por la calle a muchos carros cargados con los sacos o costales, y sobre ellos las personas. Algunos incluso iban cantando. Y no era para menos, pues era el día de recoger la cosecha del año.
Lo de la paja se hacía de modo distinto y ya sin tanta precipitación. Aunque la paja era una material importante y necesario, no tenía tanto valor. Pero sí daba trabajo, pues la cantidad a recoger era mucho mayor. Por todas las eras se veían grandes montones, al finalizar el verano.
Para transportarla se colocaban una mallas, más cerradas que para la mies, en los carros de par, y luego ya en los remolques de los tractores. Mientras se cargaban los carros con ayuda de los garios, una persona subida al carro, la pisaba, para que estuviese más compacta y cupiese más cantidad.
Después se llevaba a los pajares, que solía haber en todas las casas, bien en el corral o en la parte trasera de las mismas. Todavía se ven muchos en viviendas antiguas de muchos pueblos, también hay algunos en Joarilla.
El trabajo de meter la paja era muy molesto. Los carros llegaban cargados hasta el pajar e iban dejando la paja cerca del mismo. Con ayuda del gario uno se encargaba de meterla en el pajar, por el boquerón. Dentro había una o más personas (en este caso casi siempre jóvenes) cuya tarea era pisarla, para que entrase más, se pusiese compacta y no se viviese abajo al coger cada día lo necesario, para el uso doméstico y para los animales. Porque con paja y palos de las viñas, que se recogían en manojos, se preparaba la lumbre diariamente en las cocinas bajas antiguas. Y a la lumbre, desde por la mañana, estaba siempre el pote con agua caliente y el puchero con lo que era la comida de casi todos los días, el cocido.
Lo de pisar la paja era muy divertido, de ahí que también los niños participasen junto a los mayores. Y se aguantaba con gusto el polvo y la suciedad que tal tarea originaba.
Lo que he contado aquí se refiere a una época en la que todavía no se contaba con las máquinas: segadora, trilladora, cosechadora, empacadora, etc. Antiguamente, tanto los que tenían muchas tierras, como los que tenían pocas, realizaban los trabajos del mismo modo. Sólo les diferenciaba la mano de obra. Los pudientes tenían a su servicio y ayuda muchos jornaleros, unos fijos y otros contratados para el verano. Los demás se arreglaban en familia, o con ayuda de parientes o amigos en momentos como este de la recogida de la cosecha.

martes, 19 de julio de 2011

Las Eras (2): La limpia.

Trillo antiguo. A su lado un bieldo utilizado para la limpia, y para otros usos. De Navianos de Valverde.
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Antiguo aparbadero, utilizado para arrastrar y amontonar la mies una vez trillada, para hacer una parva o parvero. En Valdespìno Vaca.
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Gario, bieldo y palas de madera. El gario se utilizaba principalmente para manipular la paja. Navianos de Valverde.
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Máquina aventadora abandonada a las afueras de San Miguel de Montañán
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Aventadora junto a unos carros de par y de varas en Calzadilla de Tera.
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En algunos pueblos abandonan los aperos agrícolas utilizados en el pasado.....
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Pero en otros pueblos, como en Aguilar de Tera, los restauran, limpian y exponen al público como piezas de museo.
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Terminada la tarea de la trilla, comenzaba luego el proceso de la limpia.
Se denominaba así a la faena agrícola consistente en separar el grano de la paja. Se hacía de dos maneras. Una, más manual o artesanal, con ayuda de bieldos o palas y que consistía en lanzar al viento la mies trillada, para separar el grano de la paja. Era necesario contar con el viento, de lo contrario no se podía llevar a cabo la tarea.
Quienes limpiaban de esta forma solían ser agricultores con menos cosecha, menos recolección, y con pocas posibilidades económicas de comprar la máquina aventadora. Algunos, no obstante, disponían de ella, prestada para esos días por otros agricultores.
Pero poco a poco se fue imponiendo la aventadora y era lo más normal limpiar con ella.
De ella salía el grano del trigo, la cebada u otros cereales, directamente ya a los sacos o costales, y la paja se iba por otro lado. Todo ello mediante el viento producido por unas paletas metálicas y el movimiento de una serie de cribas.
Para producir ese movimiento y conseguir el funcionamiento de la aventadora había que dar a la manivela, de modo seguido y sin detenerse. En esta tarea participaba toda la familia, pues, para un mayor rendimiento, era necesario no interrumpir su funcionamiento.
Los agricultores se pasaban también varios días limpiando, sobre todo si tenían grandes cosechas. Y una vez terminada la faena las parvas o montones de trigo y paja juntos, se convertían en muelos de trigo o cebada ya limpios.
Los muelos estaban poco tiempo en la era. Una vez terminada la limpia los cereales se llevaban a las paneras con ayuda de carros y después ya con tractores. Este día era una fiesta en la que participaban familiares y amigos. No podía ser de otro modo. Se trataba del día de la recolección de la cosecha del año.

miércoles, 6 de julio de 2011

La Eras (1): La Trilla.

En las eras, espacio verde ocupado durante el verano en las faenas de la trilla, había también alguna caseta.
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En la actualidad hay algunas viviendas, granjas y casetas con aperos de labranza.
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Se trillaba con parejas de vacas, mulas o burros. Detrás del trillo un instrumento removía la mies.
Niños y mayores vivían gran parte del día en la era. (Esta antigua fotografía es de un pueblo de la comarca de los Valles de Benavente).
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Un solo animal, macho, burro o caballo, podía arrastrar el trillo, y a la persona que trillaba. No faltaba la silla de respaldo para sentarse, pues eran muchas las horas dando vueltas sobre la trilla. También se llevaba en el trillo un recipiente, caldero o canasto, para recoger los excrementos de los animales.
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Este amplio espacio, parecido a un prado, que hay al oeste del pueblo de Joarilla se denomina las Eras. Y todavía se hace así a pesar de los cambios que ha sufrido el lugar, pues apenas se trilla, que era lo que más se hacía antiguamente. Además, actualmente, se han construido y se están construyendo en dicho espacio algunas casas, granjas y cuadras que han contribuido a modificarlo.

Cada vecino, agricultor, tenía su era. Allí pasaban gran parte del día en los meses de verano, pues por la mañana, temprano, llegaban ya los carros de acarrear la mies y había que extenderla para su oreo y secado. Después comenzaba la trilla: parejas de vacas, mulas e incluso burros se pasaban las horas arrastrando el trillo sobre las mies hasta triturarla y poder más tarde separar sin problema el trigo, u otros cereales, de la paja.

En las eras se veían durante el día carros, unos vacíos y con las mallas del acarreo colocadas, otros cargados de mies. No había árboles y los que disponían de casetas eran pocos. De ahí que la gente se colocase a la sombra de los carros para aliviarse en algunos momentos de los calores. Y sobre todo a la hora de la merienda, que se hacía casi siempre en la era, una vez terminada la trilla.

La verdad es que los niños disfrutaban en la era subiéndose a los trillos siempre en compañía de padres, abuelos, tíos o primos. A veces saltaban y salían del mismo a la trilla y luego corrían detrás hasta subirse de nuevo.

También había por allí aparvaderos. Como no todos lo tenían se lo pedían a algún vecino, a la hora de recoger o apilar la paja ya triturada junto al grano.

A medida que pasabas los días, se iban viendo más y mucho más grandes montones o parvas de paja y trigo, preparadas ya para proceder a la límpia.

En la actualidad todo ha cambiado debido a la mecanización del campo, que ha traído consigo una forma de vida y unas costumbres totalmente distintas.

jueves, 16 de junio de 2011

San Juan de Sahagún, patrón de Salamanca y de Sahagún de Campos.

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Fotos de la iglesia - parroquia de san Juan de Sahagún en Salamanca.
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Relieve colocado en el muro de la iglesia. Representa el milagro del niño caido al pozo.
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Este relieve está colocado también en el muro de la fachada de la iglesia. San Juan interviene en la pacificación de los dos bandos de las familias en litigio.
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Imagen de san Juan de Sahagún en la iglesia de Salamanca.
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Urna con los restos del santo que se encuentra en la Catedral Nueva de Salamanca.
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Momento de la celebración de la santa misa en la Catedral Nueva.
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Ermita dedicada a san Juan en la villa de Sahagún de Campos (Esta foto y las siguientes están tomadas del blog de la Hermandad).
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Casa de la Hermandad de san Juan en Sahagún.
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Imagen del santo que se encuentra en la ermita de Sahagún de Campos.
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Procesión el dia de la fiesta de san Juan por las calles de Sahagún.
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El pasado día 12 de junio se celebró en Sahagún de Campos (León) y en Salamanca la fiesta de un santo con nombre de Juan, y al que se conoce y denomina ‘de Sahagún’.
Con razón las dos localidades lo tienen por patrón, la primera, por ser el lugar de su nacimiento, año 1430, en donde viviría sus primeros años y realizaría sus primeros estudios, y la segunda, Salamanca, por tratarse de la ciudad en donde completó su formación religiosa hasta ser ordenado como fraile agustino en el convento que esta orden tenía en aquella época. Aquí vivió hasta su muerte en el año 1479. Y en la catedral, en el retablo central, al lado izquierdo y en una urna en la urna de metal, se encuentran sus restos.
En Salamanca se destacó por intervenir en la vida de la ciudad, destacando por su ayuda a los pobres y necesitados. Su mayor logro, según cuentan, fue conseguir apaciguar la querella que enfrentaba a dos bandos de familias nobles, los Manzanos y los Monroy, que, durante más de cuarenta años, disputaron y lucharon entre ellas, con muchas muertes por ambas partes.
Y también se atribuyen y recuerdan algunos milagros durante su vida en Salamanca. Uno, el del niño que cayó a un pozo profundo. Cuentan que Juan echó su cíngulo y el niño pudo cogerlo. Después el santo hizo subir el nivel del agua hasta que el niño llegó a la superficie.
El otro milagro tiene que ver con un toro bravo que se había escapado por las calles de Salamanca sembrando el terror. San Juan lo detuvo y amansó diciéndole “Tente necio”. La calle donde ocurrió el hecho se denomina así en la actualidad.
Para celebrar su fiesta hubo una misa en la parroquia a él dedicada. Al final de la misma el Ayuntamiento hizo una ofrenda de flores al santo.
Pero el acto religioso más solemne tuvo lugar en la Catedral Nueva. En el altar central, y junto al sepulcro del santo, el Sr. Obispo concelebró una misa solemne a la que asistieron las autoridades civiles y militares, además de numeroso público.
En su homilía recordó la vida de san Juan, centrada en el servicio a los demás, sobre todo los pobres y necesitados, y siempre dando más que recibiendo, pues así era más feliz.
Murió envenenado en el año 1479. Fue canonizado por el papa Alejandro VIII.
Sahagún celebra también con solemnidad la fiesta de san Juan. Es su patrón y no podía ser menos. Además cuentan desde antiguo con una Hermandad, de la que forma parte más de 260 socios y que se encarga de todo lo relacionado con el santo. Disponen de una casa antigua construida con ladrillo situada junto a la ermita. En ella celebran sus reuniones y otros actos de convivencia.
En la ermita a él dedicada hay una imagen en la que se ve a san Juan vestido con el hábito agustino. A su lado, y como atributo, un pozo que nos recuerda uno de sus milagros..
El día de san Juan de Sahagún se celebra misa solemne, cantada y con sermón. Terminada la misa salen en procesión con el santo por las calles Sahagún.
Además de los actos religiosos no faltan los encierros, conciertos y otras actividades para niños, jóvenes o mayores.
Ojalá algún día estas dos localidades, la villa de Sahagún y la ciudad de Salamanca, que recuerdan y veneran al mismo santo patrón, san Juan, lleven a cabo un acto de hermanamiento que contribuya a un mayor y mejor conocimiento de la historia y arte de cada una de ellas.