viernes, 24 de septiembre de 2010

La Farmacia.


El edificio de la farmacia está entre las calles Mayor y El Cristo. Bajo el balcón se encontraba el soportal.

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Por esta ventanilla despachaban los medicamentos.
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Estanterías llenas de frascos y cajones para guardar las medicinas.
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Botellas de diversos tamaños para preparar y guardar medicamentos.
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El edificio en el que estaba la farmacia (antigua botica) se encuentra y da a la Plaza Mayor, está entre las calles Mayor y El Cristo. Por los años de la década de 1950 el que ejercía de farmaceútico era Goyo el marido de Doña Justina, la maestra, los padres de Rosa Banca, Pili, Jesús Maria y Oscar.
Bajo el balcón había un pequeño soportal con tres columnas, la del centro de piedra, y las otras dos de madera. Estas tenían unas argollas a las que ataban los animales cuando venían de los pueblos a comprar los medicamentos. En la parte baja de las columnas unos poyos de piedra servían para sentarse y descansar.
El soportal servía para protegerse de la lluvia, para ponerse a la sombra en los días de calor o para estar allí, en animada tertulia, momentos antes de entrar en la farmacia y ser atendidos por el farmaceútico. Es de suponer que el soportal formase parte de la plaza, como ocurre en todos los lugares, y fuese permitida su construcción para servir de algún modo a los ciudadanos, vecinos del pueblo o forasteros que acudían allí a comprar los medicamentos. Pero el soportal ha desaparecido y los niños y jóvenes de Joarilla no lo conocerán a no ser que vean alguna imagen del mismo, de la que en este momento no disponemos.
La farmacia de Joarilla es muy antigua, como hemos dicho con anterioridad, y además muy importante. Los herederos conservan todavía el local y gran parte del mobiliario y enseres. Pero nadie vive en la casa durante gran parte del año.
Eran muchas las personas que acudían a comprar medicinas de pueblos de la comarca del sur de León: Albires, Izagre, Valverde Enrique, Castrovega, Castrotierra de Valmadrigal, Vallecillo, Villeza, Gordaliza del Pino y por supuesto San Miguel y Valdespino, pertenecientes al Ayuntamiento de Joarilla. También acudían de pueblos del norte de Valladolid: los Melgares, de Arriba y de Abajo, Santervás de Campos, Monasterio de Vega, Sahelices, etc. Y es que, por entonces, eran pocas las localidades que tenían farmacia, cosa muy distinta a lo que ocurre en la actualidad.
Y la gente viajaba a pie, en burros, caballos o con carros. Mas tarde ya lo hacían en bicicletas o motos e incluso algunos en coche.
El farmaceútico, Goyo, como sus antecesores, preparaba también algunos medicamentos o específicos, cada vez menos, a medida que la medicina y la sanidad fue mejorando.
Estando en el soportal y, pasando por una puerta con verja, se entraba en un pequeño portal en donde había una ventanilla desde la que se atendía a los clientes. Al fondo se veían muchos cajones y armarios con botes de cerámica, frascos de tamaños diversos, botes y botellas que llamaban la atención, por su variedad y también por su decoración.
La farmacia era como un pequeño museo de frascos de cristal y de cerámicas, cubetas, probetas y algunas básculas o balanzas de precisión etc.
Desde la ventanilla se divisaba el interior y todo ello daba la impresión de antigüedad y también de belleza.
De ordinario se atendía a los vecinos, de día y también de noche. Y más cuando se comenzó a utilizar la penicilina. O incluso cuando necesitaban algo para calmar los dolores, o algún malestar imprevisto y pasajero.
Con el paso de los años la farmacia (antigua botica) cerró sus puertas y los de Joarilla y demás pueblos tenían que acudir a Sahagún para comprar los medicamentos, hasta que se abrieron farmacias en muchos pueblos de la comarca.