sábado, 27 de noviembre de 2010

La imagen. El Mentirón.


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Lo que en otros pueblos es el mentidero, en Joarilla lo llaman mentirón, un lugar en el que se junta la gente, casi siempre mayor y ya jubilada, para hablar, comentar las cosas del pueblo o no del pueblo, e incluso, a veces para criticar algunas de ellas.
Esta en la plazuela de la ermita y es el edificio, de planta baja, a cuyos lados confluyen las calles de El Cristo, que parte de la Plaza Mayor, y Las Cruces, que empieza en la plaza de las Escuelas.
Que el edificio esta construido de tapial se advierte bajo el capacho, y que fue siempre un pajar nos lo demuestra el bocarón que aún se conserva, aunque tapado con adobes. El banco alargado y muy artesanal que tiene delante. (Una viga de madera apoyada en ladrillos o piedras grandes) nos indica que sigue siendo lugar de reunión y tertulia
Y es que allí, desde hace ya muchos años, tal vez algún siglo, se han sentado y siguen sentándose vecinos de Joarilla, para descansar, conversar sobre todo lo quieran o se les ocurra, con libertad y seguro que siempre con buen humor.
Pero el tiempo pasa y no solo afecta a las personas, sino también a los monumentos, obras de arte y edificios de cualquier tipo, o para cualquier servicio. También el mentirón ha sufrido el paso de los años y, como se ve en la fotografía, ha necesitado de una pequeña restauración, aunque haya sido con ladrillos y no con tapial. Y es que, en la actualidad, las técnicas tradicionales empleadas en la construcción, el adobe y el tapial, han sido sustituidas por el ladrillo y el cemento.
Por el mentirón ha pasado mucha gente a lo largo de los años. A unos les apetecía más tomar el sol en el invierno, pues no deja de ser una buena solana. Otros, sin embargo, prefieren salir a tomar el fresco en las largas noches del verano. Ha sido siempre un lugar de reunión entre vecinos, a falta de otros, en el que algunos han pasado gran parte de su tiempo de ocio y distracción.
De momento el edificio esta a salvo. Y junto a su pared podrán seguir sentándose en animada tertulia muchos años más.

miércoles, 24 de noviembre de 2010

La matanza del cerdo.


Celebrando la matanza del cerdo en Santa Cristina, un pueblo próximo a Benavente.
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Chamuscado del cerdo, una vez matado, con pajas de centeno.


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Se limpia la piel con los raspadores y se lava.


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Abriendo el cerdo den canal.


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Las tripas se sacan y el cerdo se cuelga para orearse.


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El matánchín con las vísceras del cerdo.


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Chorizos y salchichones secándose.


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Personas mayores (en este caso no los niños) hinchando la vejiga del cerdo.


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En este mes de noviembre, en casi todos los domicilios se mataba un cerdo, o dos, según las necesidades familiares. Durante casi todo el año se habían preocupado de criarlo, y alimentarlo lo mejor posible, para sacar de él un mejor rendimiento. Y es que del cerdo gusta y se aprovecha todo, como nos recuerda el dicho: “Del cerdo, me gustan hasta los andares”.
Vivía en la pocilga, un pequeño recinto que había en el corral de las casas, distinto al gallinero o la conejera. Todos los días, de mañana y de tarde, se les oía gruñir antes de la hora de la comida. Por cierto que comían de todo: salvado, cereales, verduras y restos de comidas.
Las matanzas comenzaban por san Martín (día 11) y continuaban durante todo el mes, e incluso en el mes de diciembre, hasta los días previos a la Navidad. He aquí algunos refranes que lo atestiguan:
A cada gorrino le llega su santo Martino.
A todo cerdo le llega su san Martín.
En san Martín coge el porco por el focín.
Por san Martín mata tu cochín
Por san Martín mata tu guarrín y destapa tu vinín.
Por san Martín deja el puerco de gruñir.
Por san Martín mata el gorrín, por Navidad flaco y gordo vale todo
Por san Martino, mata la vieja al cochino.
Tu cochino para santo Martino.
Por san Martino mata el pobre su cochino y por san Andrés
(día 30) el rico los tres.
Por san Andrés,
toma el puerco por los pies, si no lo puedes tomar, déjalo hasta Navidad (25 de diciembre).
El día de la matanza se reunía la familia y algunos amigos. Todos tenían algo que hacer, incluso los más pequeños, que también disfrutaban con ello. Era un día de fiesta y convivencia.
El acto de matar lo realizaba el matanchín, un entendido en el oficio, que podía ser del pueblo o de algún pueblo próximo, ayudado por algunos de los presentes. Como que cada uno tuviese su función: colocar el banco, atar las patas o cogerlas, matar, coger la sangre, etc. Luego lo del chamuscado y la limpieza de su piel.
Y no hay que olvidar a los niños. Una ve chamuscado, era el momento de cortar alguna pezuña o parte del rabo u orejas para probarlo.
Después el cerdo se abrirá en canal, se sacarán sus tripas (algunas se lavará para hacer los chorizos) y sus vísceras, y se pondrá a orear en el patio o en el portalón del casa.
Al día siguiente, será despedazado al completo, separando huesos y costillares, lomos y solomillos, jamones, paletillas, tocino y todas las demás partes del mismo.
Con su sangre se preparaban morcillas y con su carne chorizos y salchichones. Los lomos y las costillas, bien fritas, se metían en la olla con grasa o aceite para su mejor conservación y poder comerlo a lo largo del año. Por su parte los huesos del espinazo, bien adobados se utilizaban para la comida en otros momentos. Y lo mismo ocurría con las orejas, el morro y las patas que eran también un plato muy apetecible.
El tocino, se colgaba en el desván o sobrado y se iba comiendo en el cocido diario o por las mañanas en torreznos con mayor o menor grosor.
La matanza era una fiesta de convivencia familiar. Todos se divertían, a su modo. Y los niños de forma especial, pues podían jugar con la vejiga del cerdo, una vez limpia y llena de aire, como si fuese un balón.
La imaginación popular ha creado algunos refranes o dichos en torno a la matanza como día de fiesta: Tres días hay en el año que relucen más que el sol: la matanza, el esquileo y el día de la función.
O este otro que hace referencia a la gastronomía: Tres días hay en el año, en que se llena bien la panza: Nochebuena, Nochevieja y el día de la matanza.
Y hasta se decía también que: Cuando se mata el cerdo o se muere la abuela, no se va a la escuela.

viernes, 19 de noviembre de 2010

Cementerio


Puerta de entrada al cementerio con muros ya de ladrillo.

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Algunos de los panteones o tumbas en la actualidad.
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Una de las pocas cruces de hierro que se conservan en el cementerio de Joarilla.
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Otra bonita cruz de hierro que contrasta con los marmoles o granitos de su entorno.
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Puerta que daba acceso al antiguo cementerio de Joarilla, junto al costado norte de la iglesia.
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El cementerio actual de Joarilla, que se encuentra en el camino de San Miguel de Montañán, se construyó en el año 1804, unos diez años más tarde que la iglesia. Lo dice Luis Miguel Bajo, en su breve historia de Joarilla, pues lo ha leído en algún libro del archivo parroquial.
Parece ser que lo llamaban “el santo malvar”, lo cual pudiera ser porque se construyó sobre un campo en el que esta planta, la malva, era abundante. O quizás por el uso o la expresión popular, muy usada por cierto, de que cuando uno moría se decía de él que había ido a “criar malvas” o estaba “criando malvas”.
A partir de su construcción y, por prohibición expresa del Obispo de León, que en aquellos años era D. Pedro Luis Blanco, se dejó de enterrar en el cementerio contiguo a la iglesia, como se hacía desde la Edad Media.
Las paredes que lo rodeaban eran de baja altura y estaban construidas con adobes o tapias, lo mismo que la caseta que existía dentro del mismo. Todo estaba ya en mal estado hasta que, no hace muchos años y, con las ayudas públicas recibidas, tanto los muros como el edificio citado, se construyeron de nuevo, y ahora de ladrillo.
Antiguamente casi todas las sepulturas tenían una cruz de hierro, muy pocas de piedra, y eran muy pocos los panteones existentes, tan modernos y vistosos como los que se ven en la actualidad.
La mayor parte de los cementerios en los pueblos estaban, y muchos de ellos siguen estando, junto a una de las paredes de la iglesia o ermita. Por la fecha en que se realizó podemos afirmar que el de Joarilla fue uno de los primeros cementerios que cambió de lugar, y no solo en la provincia de León, sino en toda Castilla y León.
El antiguo se encontraba en el costado norte de la iglesia. Era un pequeño solar cuya entrada, (hasta no hace mucho había una pequeña puerta), estaba en la parte de atrás de la misma, junto al ábside. En la actualidad todo ha cambiado y parece ser que el solar es de propiedad particular.
Por la ventana del baptisterio se podía ver lo que era o donde estaba el antiguo cementerio. Al ser tantos los años transcurridos desde que se trasladó a otro lugar, no nos extraña que muchos vecinos del pueblo desconociesen que aquello era el cementerio antiguamente.

domingo, 14 de noviembre de 2010

La imagen. "Un momento, por favor"


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Es lo que parece querer decir al fotógrafo el que está detrás de los dulzaineros con el brazo en alto y la mano abierta. Se llama Eterio y, en el pueblo, era una de las personas más conocidas y queridas. Estaba siempre de buen humor y con sus dichos y anécdotas era capaz de hacer sonreir a los que estuvieran a su lado. Me imagino que ocurrirá lo mismo en el lugar en el que ahora resida, pues es de esas personas que, a pesar de los avatares y problemas de la vida, seguro que sigue con su alegría y buen humor.
El fotógrafo sacó esta fotografía, y es de suponer que alguna otra, ya con el brazo y la mano abajo. Pero esta es más original, refleja un momento distinto, y no es posible pensar en otra interpretación.
Cuando se celebraban los Pastores y los dulzaineros acompañaban a los mayordomos a su casa o a casa del cura, solían ir detrás de ellos otras personas, y siempre contentos, pues era el día de la fiesta. Y ahí está Eterio, junto con otros.
La imagen sirve para recordar en primer lugar a las personas que aparecen en ella. Vemos con la vara de la cofradía al Sr. Luis, el alcalde y a Tonino, el mayordomo, que ya han fallecido. Y detrás de los dulzaineros están Pacho, El Chato, Fermín y Lolo el de Quirico, según me ha informado Gema, la hija de Nazaria y Tonino.
También se puede ver en esta calle la antigua casa, de tapial y con capacho, de Zarín y Chon.
No se quien me ha dejado o enviado esta fotografía, pero, la publico en el blog, lo mismo que otras, para recuerdo, y siempre con respeto, de los protagonistas.

lunes, 8 de noviembre de 2010

La imagen. Nano y otras personas de Joarilla.


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Hace unos días publiqué en este blog una fotografía en la que Nano (Laureano), recién ordenado sacerdote, era llevado sobre unas andas, y bajo arco de ramas y flores, hacia la iglesia para celebrar su primera misa en el pueblo.
La que hoy publico me la ha enviado Gema Rodríguez desde Barcelona, en donde reside. En ella se le ve, a Nano, junto a otras personas del pueblo.
A Gema, que es hija de Nazaria y sobrina de Eliseo le gusta saber cosas de Joarilla, aunque sea a través de Internet. Además, suele ir al pueblo siempre que puede, para disfrutar de la tranquilidad, y alejarse por unos días del ruido y ajetreo que existe en una gran ciudad.
Me dice que en la foto aparecen su madre, Nazaria, Tomasa, Clariza, la Sra.Antonia, Magdalena, Eugenia, el Sr. Juan y, por supuesto que Nano, con sus gafas negras.
Por mi parte recuerdo a casi todos, pero con el paso del tiempo y la distancia muchas cosas van pasando al olvido. Pero precisamente las imágenes sirven para recordar el pasado, y su contemplación es del agrado de muchos. De ahí que en mi blog tenga un apartado dedicado a ello.
A ver si se animan otras personas, del pueblo o de cualquier otra parte, a enviarme fotografías u otro tipo de información que pueda ser conocida por todos los demás joarillenses, vivan donde vivan. Y es que, en la actualidad, en este mundo globalizado, todo es posible, a través de Internet.

domingo, 7 de noviembre de 2010

La novena a las Ánimas Benditas


Retablo de Ánimas. Iglesia de Gorgaliza del Pino.

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Cuadro de ánimas en la iglesia de Gordaliza del Pino, pintado por D. Fortunato, maestro del pueblo hace ya muchos años.
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Cuadro de ánimas en la iglesia de Castropepe, un pueblo de la comarca de Benavente.

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Se celebraba los primeros días del mes de noviembre. Comenzaba el día uno y terminaba el día 9. Durante los días de la novena se colocaba en el pasillo central de la iglesia lo que se llamaba el túmulo que no era otra cosa que una mesa cubierta con una tela o crespón negro, y con dos velones encima, que se encendían durante los actos. Sobre la negra tela estaban pintados en color blanco la calavera y los huesos cruzados, que representaban a la muerte.
La novena comenzaba al anochecer. Y en la iglesia la luz más destacada, y casi única, era la que procedía de los velones encendidos, por lo que se producía una sensación de tinieblas y oscuridad.
El cura desde el púlpito decía la novena leyendo los diversos textos, que a todos los presentes, sobre todo a los más pequeños, nos llamaban la atención, por el léxico empleado, aunque era muy apropiado para el momento y para la liturgia que se celebraba: ánimas, purgatorio, infierno, tormentos, eternidad, etc., etc.
Además, todos los días durante la celebración de la novena, se tocaban las campanas. Se decía que “tocaban a muerto” o que “tocaban a ánimas”. Y es que cada una de las dos producía un sonido distinto, el de una era claro y agudo y el de la otra bajo, triste y tenebroso.
A todo esto hay que añadir, al final de la novena, el cántico de los lamentos, cuyo estribillo dice así:
Romped, romped mis cadenas,
alcanzadme libertad:
¡cuan terribles son mis penas¡
¡piedad, Señor, piedad¡

Y así una de sus estrofas:

Un chispazo que saliera
de este fuego tenebroso,
montes y mares furioso
en un punto consumiera:
ya que podéis, nuestras llamas
compasivos apagad.

¡Cuan terribles son mis penas¡
¡piedad, Señor, piedad¡

Una vez terminado el cántico de los lamentos de las Ánimas Benditas el sacerdote, acompañado por el sacristán, se colocaba delante del túmulo y rezaba un responso, entonando el
Libera me Dómine, de morte aeterna, in die illa tremenda,
quando Coeli movendi sunt, et terra.

(Líbrame, Señor, de la muerte eterna, en aquel día terrible,
cuando los cielos y la tierra se han de mover).

Más o menos, así se celebraban los días de la novena a las Benditas Ánimas del Purgatorio en Joarilla por la década de 1950 y años anteriores. Lo mismo ocurría en otros pueblos y ciudades del mundo católico. Y es que las creencias y la forma de vida y costumbres eran distintas a los tiempos actuales.

martes, 2 de noviembre de 2010

"Los Pastores", fiesta de Interés Turístico Provincial


El Calvario de la ermita del Humilladero.
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La torre mudejar de la iglesia de Joarilla.
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Los Pastores bailando en la procesión en el día de la fiesta.
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Los pastores ejecutando la danza de las cachas en la procesión delante de la Virgen.
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Dando la triste a uno de los cofrades.
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Uno de los bustos relicario de las Once Mil Vírgenes en la iglesia de Joarilla.
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Detalle del busto relicario anterior.
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El pasado día 31 de octubre en el Diario de León se informaba de que la Diputación Provincial sigue apostando por la promoción de las tradiciones y costumbres de la provincia, destacando aquellas veinte fiestas u otras manifestaciones populares, que, desde hace años, están declaradas como de Interés Turístico Provincial, entre ellas la fiesta de Los Pastores de Joarilla.
Por parte de la Institución se reconoce una vez más el potencial turístico que existe en algunos pueblos, por lo que seguirán apoyando y promocionando sus fiestas y tradiciones.
El domingo siguiente al día 8 de septiembre en Joarilla se celebran Los Pastores y además de los actos religiosos, no faltan los bailes y danzas de paloteos, en este caso con cachas, que son únicas en la provincia y en toda Castilla y León. Lo mismo que la ronda denominada Chaparrilla, con gran sabor antiguo y tradicional.
Se puede ir a Joarilla a la fiesta, pero también para ver su torre mudéjar y algunas de las imágenes de su iglesia. Y por supuesto que también a contemplar el calvario del siglo XIII, que hay en la ermita del Humilladero y que ha sido restaurado no hace mucho tiempo.
Ojalá que, por parte de la Institución Provincial, además de promoción, el pueblo reciba ayudas que contribuyan a mantener viva la fiesta y a proteger y restaurar el retablo central de su iglesia y algunas de las imágenes antiguas y de gran valor artístico.